Los espectáculos de Rakhal Herrero tienen ese no sé qué, ¿viste? que los vuelven simplemente irresistibles. En algún post anterior ya había hablado de este cordobés ahora radicado en Baires y de lo bien que le está yendo. Pues resulta que el señor Herrero volvió a la Docta nada menos que a finalizar su carrera, presentando la obra Pathos (en busca de la emoción perdida) como trabajo final de su Licenciatura en Teatro. Qué mejor forma de ponerle broche de oro a una carrera tan brillante como prometedora.
Artista completo, casi renacentista (actor, bailarín, dramaturgo, director, músico y cantante), Herrero derrocha creatividad, ingenio, buen gusto y respeto hacia el público. Y lo hace secundado efectivamente por Celia Argüello Rena, Agustina Menéndez y, en menor medida, Ulrico Eguizabal. Juntos, los cuatro demuestran poseer un alto compromiso físico y una irreprochable coordinación tanto corporal como vocal.
Vuelven a aparecer en este trabajo rasgos que el joven actor/dramaturgo, etc. parece utilizar ya como marca personal: una estética cuidada hasta la obsesión, el humor como eje que todo lo cruza, guiños constantes a la cultura pop/kitsch, precisión coreográfica y un talento envidiable para elegir la banda sonora (en Pathos se puede escuchar desde Bryan Adams hasta Tchaicovski, pasando por música electrónica y composiciones firmadas por el propio Herrero).
"Pathos" es el término griego que en el discurso retórico apela a la emoción , y a juzgar por lo ofrecido por Herrero y compañía, el objetivo fue cumplido con creces.
Artista completo, casi renacentista (actor, bailarín, dramaturgo, director, músico y cantante), Herrero derrocha creatividad, ingenio, buen gusto y respeto hacia el público. Y lo hace secundado efectivamente por Celia Argüello Rena, Agustina Menéndez y, en menor medida, Ulrico Eguizabal. Juntos, los cuatro demuestran poseer un alto compromiso físico y una irreprochable coordinación tanto corporal como vocal.
Vuelven a aparecer en este trabajo rasgos que el joven actor/dramaturgo, etc. parece utilizar ya como marca personal: una estética cuidada hasta la obsesión, el humor como eje que todo lo cruza, guiños constantes a la cultura pop/kitsch, precisión coreográfica y un talento envidiable para elegir la banda sonora (en Pathos se puede escuchar desde Bryan Adams hasta Tchaicovski, pasando por música electrónica y composiciones firmadas por el propio Herrero).
"Pathos" es el término griego que en el discurso retórico apela a la emoción , y a juzgar por lo ofrecido por Herrero y compañía, el objetivo fue cumplido con creces.
1 comentario:
es cierto, las obras de Rakal están bárbaras (y el es un bonbóm!!!)
Lucre
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