9 may 2007

Estas obras ví ultimamente

"Los que no fuimos". Excelente.


La primera que ví en este año fue Patagonia, corral de estrellas en El Cuenco, de Alejandro Finzi, dirigida por Sergio Ossés y protagonizada por Juan Carlos Luna y Virginia Cardoso. El fiasco de mi vida (bueno, uno de tantos...). De Ossés ví Seis personajes en busca de autor y Tres de corazón, las cuales me habían encantado. Pero Patagonia... me aburrió soberanamente. Tiene algunas imágenes realmente muy bellas, pero no alcanza. Juan Luna intenta aportarle matices a su Antoine de Saint-Exupery. Pero solo eso. Intenta. Y la señora Cardoso no hace más que aumentar el tedio con una declamación exasperante y artificiosa (claro, me dirán, si es el viento...). Encima me sentí muy incómodo porque en El Cuenco te cierran la puerta de entrada con llave. No me pude levantar e irme. Este es el tipo de teatro que espanta a la gente. Perdónenme, es que soy muy bruto y no entiendo estas propuestas. Lo peor es que hay muchos brutos como yo allá afuera, pero no se animan a decirlo.
Por suerte, a la semana siguiente me deleité con Los que no fuimos, de Paco Giménez. Debo confesar que el teatro "del Paco" nunca me atrajo. Verdaderamente no entiendo a qué se debe taaaanto reconocimiento. Lo repito: soy muy bruto. Pero esta obra me apasionó. Primera vez que no me molesta la tonada cordobesa en escena. Las actuaciones excelentes, el uso del espacio muy bien aprovechado, el diseño de luces ajustado . Pero lo mejor: la banda sonora. Emocionante, angustiante a veces, conmovedora siempre. Un espectáculo altamente recomendable.
Terminé la semana pum para arriba cuando el lunes ví en el Cineclub El tamaño del miedo, de Rodrigo Cuesta. Hacía rato que quería verla, pero le tenía miedo (muy grande en tamaño), como le tengo miedo a todo el teatro independiente (por casos como los de Patagonia...). Pero la obra "del Paco" me reconcilió con el género y me animé a la obra de Cuesta. Y quedé encantado. Si bien se notó que el espacio no era el indicado (hay que verla en El Cuenco, donde nació, me decían todos), la obra atrapa con ese bienvenido coqueteo con el lenguaje cinematográfico, en especial del de thrillers. Con una justa dosis de humor, drama y suspenso, y unas más que correctas actuaciones por parte de las cuatro actrices, El tamaño del miedo invita a vencer no ya el miedo, sino el terror que produce el teatro independiente (ahora debería decir, "cierto" teatro independiente).

Y mañana voy a ver Romeo y Julieta, a cargo de la Comedia Cordobesa, de la cual me han llegado comentarios... ¿cómo decirlo...? Desalentadores. Veremos.-

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Lavate la boca antes de hablar de Juan Luna. Es un increible actor pero por sobre todas las cosas un tipo muy humilde e increible persona. Por sobre todo es un excelente asistente de direccion, sabe contenerte y enzeñarte y darte confianza para poder salir a escena. Ojala qua a quienes dirigis en tu obra piensen lo mismo de vos, porque eso es lo que vale. Tus comentarios sonaron al tipico criticon que se cree capaz de juzgar las cosas como si su verdad fuera la unica. Me caes pesadisimo, sono muy resentido tu mensaje. YY te repito,lavate la boca antes de hablar de juan, me gustaria ver si sos la mitad de persona excelentisima y profesional de la puta madre que es el.

Anónimo dijo...

Epa! A ver Anónimo (a mi también me embola que no se identifiquen)no se enoje! Yo no leí en el comentario de Espinosa nada en contra de la persona de Juan Luna. sabemos que es un excelente tipo, pero como a todos nos pasa, por ahí le pifió! que le vamos a hacer! lo queremos lo mismo! y por eso le decimos: no fuè ese el mejor laburo, dale para adelante.
Y nadie se enoja, y nadie se lava la boca, que el gusto a palmolive es de lo más feo. Prefiero un café con mediaslunas.