7 dic 2007

Griegos y Maslow

La otra noche le pregunté a mi amigo Bruno qué tal la había pasado en la última Creamfields. Me respondió que según la Pirámide de Maslow, él no tenía sus necesidades primarias satisfechas (primer escalón de la pirámide), y que por eso no pudo acceder al goce de otros escalones superiores. En concreto, estaba tan perseguido por la falta de seguridad reinante en el predio, que casi no escuchaba la música, lo que escuchaba no le gustaba, se puso de mal humor y al rato se perdió en la noche electrónica de Buenos Aires.
Reflexionando sobre la Pirámide de Maslow, lo mismo que le ocurrió a Bruno con la Creamfileds me pasó a mí cuando fui a ver Griegos, dirigida por Daniela Martín. Hubo una de las necesidades básicas que postula el primer escalón que no me fue satisfecha, y por ende no pude acceder a otros goces superiores. ¿Cual era esa necesidad?¡La temperatura necesaria para lograr la homeostasis!
Era taaaal el calorrrr, que me pareció que Mauro Alegret era demasiado joven para interpretar Agamenón; era tal el calor que me pareció insoportable que los textos originales de Esquilo movieran a la risa cada vez que Casandra los decía; era tal el calor que por momentos pensé que estaba en una parodia a la tragedia griega escrita por (y sin la genialidad de) Woody Allen, Mel Brooks o Monty Python. Era tal el calor que me pareció que el piano estaba endiabladamente desafinado (o era a propósito y yo, por el calor, no me di cuenta?) Finalmente, era tal el calor que me quería ir y dejar a mi novia plantada tomando un vino tinto caliente.
Estoy seguro de que si Griegos se hubiese presentado en invierno, o en la acondicionada sala principal del lugar más paquete que tiene el teatro independiente de Córdoba (después de Galileo) como es Documenta, otro hubiera sido el cantar. Tal vez hubiera valorado los inspirados textos de Carolina Muscará y Gastón Sironi; seguro hubiera disfrutado de la actuación de Analía Juan como Casandra o me hubiera conmovido la Clitemnestra de Maura Sajeva. En fin, de no ser por el calor, quizás hasta llegaba a recomendar Griegos.

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